domingo, 20 de junio de 2010

Los sueños, sueños son.

El silencio se habia adueñado de toda la habitación y con el correr de los segundos las paredes comenzaban a aplastarme... el espacio se reducia y junto con el las palabras quedaban atrapadas entre aquellos cuatro muros de cemento que nos rodeaban. Él y yo, estabamos en uno de nuestros tantos debates silenciosos, en los cuales no podiamos soltar las palabras que se encontraba como rehenes en nuestros labios. Esas palabras encarceladas en nuestros corazones. ¿Y dondé estaba la llave para liberarlas? ¿Dónde estaba? Estaba en nosotros. Teniamos el poder de hacer de aquel eterno silencio un estruendo, un vuelco en nuestras vidas asi que empezé...
-Sé que no soy perfecta, y que tal vez tenga mucho menos que ofrecerte de lo que puedes imaginarte, sé que aunque aveces me domina la falta de ganas, y que puedo ser un tanto irritante. Sé que en mi se encierra un niño que se la pasa jugando, que se encuentra en mi superficie. Sé que no puedo darte todo, que tal vez... tal vez esto no vaya a funcionar. Pero, supongo que alguno de los dos tenía que decir lo que pensaba ¡Tenía que decirtelo! Todo lo que te necesito, todo lo que te deseo... lo que... todo lo que... -y susurrando, mirando el suelo- lo que te quiero.
En ese momento, cuando habia escupido todas esas palabras que me detenian, que estaban dejandome de a poco sin aire levante la cabeza...
Estaba sola, frente al espejo imaginandome que por fin, habia encontrado el amor y mirando mi reflejo me sonreí diciendo:
-Los sueños, sueños son.

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